Bueno en gran manera

Entonces Dios contempló todo lo que había hecho, y vio que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana, el día sexto. (Génesis 1:31).

El trabajo en la playa había sido agotador. El calor había estado insoportable y Eulalia no lograba mantenerse en pie. A los 20 años de edad le parecían injustas las venas abultadas de sus piernas. Tanta gente bonita en aquella playa famosa, mostrando la belleza de sus cuerpos en costosos trajes de baño y ella, ahí, vendiendo refrescos para conseguir un poco de dinero que mal le alcanzaba para sobrevivir.

¿Qué mundo es éste? – Se preguntó a sí misma- levantando los ojos al cielo en busca de alguna respuesta pero todos  parecían indiferentes a su dolor y a la revuelta de su corazón.

A lo largo de mi vida he escuchado muchas veces esta pregunta. Un joven guerrillero me dijo un día que mientras Dios no le explicase las injusticias del mundo él seguiría matando gente inocente. Ignoraba él que Dios no tenía nada que ver con las injusticias que él mismo cometía.

El versículo de hoy dice que cuando el mundo salió de las manos del creador era “bueno en gran manera.”  ¿Qué es lo que sucedió a lo largo del camino? Cuando Jesús estuvo en esta tierra Contó una parábola que responde la pregunta. Un hacendado sembró trigo bueno y en la noche vino el enemigo y plantó cizaña. Los labradores entonces le preguntaron: “Señor, ¿Quieres que arranquemos la cizaña?” Y el hacendado respondió: “No, dejen que crezcan juntos hasta el día de la cosecha.”

Ah querido, Dios creó un mundo perfecto. Solo había trigo, pero el enemigo vino y plantó el dolor, la violencia y las injusticias. Pero el día de la cosecha está llegando. Finalmente la cizaña acabará. Mientras ese día no llega, deja que el trigo y la cizaña  crezcan juntos.

 “Es muy cómodo ese consuelo cuando todo va bien.” Puedes pensar. Pero no se trata de consuelo ni de comodidad. Es la realidad descrita en la Palabra de Dios. No aceptarla, te lleva a la rebeldía y a la amargura y la realidad no cambia.

Sal esta mañana a enfrentar las luchas de la vida, con la seguridad de que “Entonces Dios contempló todo lo que había hecho, y vio que era bueno en gran manera.”

Alejandro Bullon